Busquemos juntos una planta fácil de cultivar y que no sea muy exigente. Necesitamos investigar un poco antes de comprarla.
Introducción
Todas las tardes, al volver del colegio, los niños solían ir a jugar al jardín del Gigante. Era un jardín grande y precioso, con un césped verde y suave. Aquí y allá, sobre el césped, crecían hermosas flores como estrellas, y había doce melocotoneros que en primavera se llenaban de delicadas flores rosas y nacaradas, y en otoño daban frutos abundantes .
De » El gigante egoísta » de Oscar Wilde
Es un hermoso cuento de hadas de Oscar Wilde que nos transporta a una extraordinaria amistad, tan antigua como el mundo, entre el hombre y la naturaleza. El paso del tiempo jamás ha debilitado esta relación ni la fuerza de este vínculo; hoy, con el desarrollo de la tecnología, es aún más fuerte.
Los robots, por ejemplo, se han vuelto esenciales en el sector agropecuario, hasta el punto de que hoy hablamos de Agricultura 4.0. Su amplio uso permite realizar trabajos pesados de forma más eficiente y rápida, relegando a los humanos a un papel meramente de supervisión. Por ejemplo, existen robots agrícolas para podar árboles frutales o viñas, y sistemas inteligentes capaces de reconocer una planta enferma y aplicarle directamente medicamentos.
Su uso no se limita al sector productivo, sino que también abarca el científico; la robótica nos permite comprender mejor cómo funciona el ciclo de vida de las plantas, lo que nos posibilita mejorar el sistema de producción al permitir que las plantas crezcan en condiciones óptimas.
Piensa en el cuento del gigante. Su jardín rebosa de vida en primavera y se sume en un letargo invernal. La naturaleza cambia su aspecto con las estaciones. Las plantas nacen, crecen y se transforman con el paso de los años.
Lo que parece tan simple y cotidiano como el crecimiento de una planta, esconde fórmulas químicas muy complejas. La naturaleza ha tardado millones de años en perfeccionarlas. Ninguna tecnología humana puede considerarse tan sofisticada, pero podemos aprovecharla al máximo, facilitando estos extraordinarios mecanismos, llegando incluso a penetrar en la esencia misma de la naturaleza y fortaleciendo ese maravilloso vínculo del que hablábamos antes.
Estás a punto de embarcarte en una fascinante aventura con el invernadero que tienes en tus manos. Tras montar la estructura , aprenderemos a interpretar los datos de las plantas, a comprender sus necesidades y a actuar en consecuencia, a observar su respiración y, finalmente, a favorecer su crecimiento natural.
Construir el invernadero
Antes de empezar, tendremos que ajustar el sensor de temperatura BME680 de la ranura que se incluye en el kit para invernadero.
ADVERTENCIA: Recomendamos no intentar esto sin la supervisión o el consentimiento de su profesor.
Elige una planta
Una vez construido nuestro invernadero, debemos elegir una planta para cultivar. En nuestro ejemplo, vamos a cuidar una fruta colorida y maravillosa, fresca y la estrella de nuestros veranos: la fresa.
Por supuesto, eres libre de elegir y buscar cualquier otro tipo de planta; sin embargo, antes de elegirla, deberás investigar cuidadosamente algunos parámetros básicos para cultivarla correctamente:
Temporada de cultivo;
Temperatura óptima;
Momento de regar;
Profundidad de la raíz;
Tipo de suelo;
Requisitos de luz;
Pero volvamos a nuestras fresas. ¿Por qué fresas? Las fresas enriquecen muchísimos platos, se pueden comer solas y, además, ayudan a decorar espacios exteriores, dando color y vitalidad a balcones, terrazas, patios y jardines.
Rojas, jugosas y muy dulces, las fresas son la fruta por excelencia en todo el mundo, no solo por su color brillante e intenso y su delicioso sabor, sino también por su gran versatilidad en la cocina. Ideales para rellenar y decorar postres, helados, cremas y yogures, las fresas se pueden usar en combinación con muchos platos salados, pero también son perfectas solas o con un toque de azúcar para suavizar su acidez.
Puede ocurrir que las fresas compradas en la tienda desarrollen una capa exterior gruesa y dura, y que su textura se vuelva cada vez más granulosa. Esto sucede porque el azúcar que contienen naturalmente estas frutas, al separarse de la planta, comienza a convertirse en almidón, lo que provoca el cambio de textura. La buena noticia es que, para disfrutar de fresas auténticas con un sabor fresco y natural, solo necesitamos cultivarlas en interior (incluso en macetas) o en exterior, ya que son una planta relativamente fácil de cuidar.
Objetivos del curso
Aprenderemos cómo
Construir un invernadero
Compruebe las condiciones ambientales de temperatura y humedad.
Busque una correlación entre la ventilación forzada, la humedad y la temperatura.
Medir la humedad del suelo
Riega el suelo automáticamente tras comprobar la luz ambiental y la humedad del suelo.
Utilice la tira LED
Escucha la respiración de una planta siguiendo su ritmo diario.
¿Estás listo?
característica botánica
El primer paso importante es comprar la planta: es fundamental adquirir plantas resistentes, siguiendo el consejo de un vivero de confianza. Deberá estar preparado para plantarla en cuanto llegue la primavera, cuando la tierra esté en las condiciones ideales para trabajarla. Primero, prepare hoyos en la tierra lo suficientemente profundos para que quepa todo el sistema radicular sin doblarlo, pero asegúrese de no plantar la planta demasiado profundo: las raíces deben quedar cubiertas, pero la corona debe estar al nivel de la superficie. Asegúrese de que las plantas estén bien espaciadas: deje aproximadamente 50 centímetros de espacio entre plantas en la misma fila y unos 1,20 centímetros entre filas. Comprar una planta ya en maceta puede ser una solución práctica.
Aunque son plantas resistentes, el tipo de suelo es fundamental. El pH ideal del suelo para cultivar fresas debe estar entre 5.5 y 6.2. Mídelo correctamente y, si es necesario, corrígelo antes de plantar. Las fresas se pueden cultivar en diversos tipos de suelo, pero recuerda que prefieren suelos franco-arenosos o arcillosos con buen drenaje. Uno de los trucos más efectivos para obtener fresas abundantes y jugosas es preparar la tierra un par de meses antes de plantar, mezclando compost para enriquecerla y hacerla fértil. Solo nos queda comprar una maceta bonita para colocarla en la tierra con la planta ya lista.
Las plantas de fresa necesitan entre 6 y 10 horas diarias de luz solar directa , así que, al elegir el lugar donde las cultivarás, tenlo muy en cuenta, ya que será uno de los factores clave para el éxito de tu cosecha. En resumen, el lugar ideal para colocarlas es aquel que reciba luz solar directa durante la mitad del día y la otra mitad a la sombra. Aprenderás a usar iluminación LED para prolongar el tiempo de exposición a la luz natural.
Estas plantas necesitan mucha agua durante la fase vegetativa, durante el desarrollo de las primeras flores y de nuevo cuando estén grandes y con frutos maduros. Otro truco para obtener una buena cosecha es mantener las plantas limpias, sobre todo durante los primeros meses.
En resumen, ahora que tenemos toda la información, podemos empezar.